sábado, 9 de junio de 2007

Nuestros Parientes de la Royal Society

Iván Herrera Michel.

Desde la publicación de mi libro "Historia de la Masonería" (Artes Gráficas Industriales Ltda., Barranquilla, 2004), en donde hago mención de la hipótesis que sostiene que la Gran Logia de Londres fundada en 1717 no deriva su existencia de Logias Masónicas, sino de la decisión extramural de un grupo de Masones y profanos miembros de la "Royal Society", es frecuente que algunos Masones, que han tenido la amabilidad de leer la obra, me interroguen acerca de esta institución.

Este no es un detalle de poca monta, puesto que la procedencia espurea es la base del señalamiento de la irregularidad de origen, que se le anota a la Gran Logia de Londres. Una de las dos Obediencias que en 1813 fundaron la Gran Logia Unida de Inglaterra (United Grand Lodge of England - UGLE).

El punto esencial a tener en cuenta, es que unos Masones impulsaron y crearon en 1660 la Royal Society, y que a su vez, cuando ocupaba la Presidencia de esta Sociedad Sir Isaac Newton (1703-1727), algunos de sus miembros Masones y profanos se inventaron la Gran Logia de Londres, en el marco de la disputa surgida por la llegada al trono de Inglaterra, en 1714, de Jorge I, perteneciente a la dinastía alemana de los Hannover, la cual debió enfrentar desde el principio la oposición de escoceses, no pocos ingleses e irlandeses, Masones y católicos, que querían ver gobernando a Jacobo Eduardo Estuardo, conocido como el Viejo Pretendiente. Naturalmente, por efecto dominó, los miembros de la Royal Society se encontraban en peligro dado que aún mantenían fuertes entrelazamientos con la Masonería en virtud de la doble militancia que la poseía la mayoría.

A tal punto llegan los canales de comunicación doctrinal con la Masonería, que los artículos primero y segundo de las Constituciones de Anderson de 1723 - fuente formal del Derecho Masónico moderno del Simbolismo - son una copia idéntica de sus pares en el Reglamento de la Royal Society. Y a su vez, en esta Sociedad, estas normas, fueron extraídas por sus fundadores de las liturgias de la Masonería escocesa anterior a ella.

Frente a esta inquietud, me he limitado, la más de las veces, a recomendar la lectura de un historiador contemporáneo, miembro de la UGLE -, Robert Lomas, cuyo libro "El Colegio Invisible, El papel de la Masonería en el Nacimiento de la Ciencia Moderna" (Impresiones Gráficas de Arte Mexicano, S. A. de C. V., México D. F. 2003), aún se consigue en las librerías colombianas. En él se narra - in extenso - las particularidades políticas, filosóficas, científicas y religiosas, que intervinieron en la sociedad inglesa de mediados del siglo XVII, y que posibilitaron el nacimiento de una asociación que reuniera a antiguos enemigos políticos y académicos con el fin de estudiar y cultivar las ciencias experimentales y la filosofía, bajo la premisa Masónica de prohibir en su seno las discusiones sobre asuntos de estado y teología.
En este contexto, la decisión política de los Masones ingleses consistió en crear distancia con respecto a los Hermanos que apoyaban la Casa Estuardo - circunstancia, que se pagaba con la pena de muerte - fundando una Gran Logia en Londres el 24 de junio de 1717 partidaria del Rey Hannover, enfrentada a la Masonería tradicional que ya contaba con ramas en Francia, Holanda, Irlanda, Escocia y las colonias británicas de Norteamérica, y por reflejo colocar a buen recaudo a la Royal Society de la animadversión real. Los historiadores se refieren a estas dos líneas evolutivas de la Orden como "Masonería Hannoveriana" y Masonería Jacobita". La primera se tornaría en "la Masonería" en Gran Bretaña, al tiempo que se eliminaría a la segunda. A su vez, la "Jacobita" - ya sin este mote - a lo largo de los setecientos se extendería primeramente a Francia, Holanda y España, y desde allí, contagiado su ideario con el liberalismo francés, se difundiría por todo el mundo hasta llegar a Colombia a principios del siglo XIX a lomo de caballo de nuestros precursores de la patria. Pero esta conversión de jacobitas en jacobinos, es otra historia.

Por otra parte, y dicho sea solo de paso, a manera de ilustración, desde 1371, catorce Estuardos dirigieron Escocia consecutivamente, y los últimos seis también reinaron simultáneamente en Inglaterra, hasta cuando la corona pasó a la Casa Hannover. El hecho de que los Estuardos fueran protectores de la Masonería en Escocia y que se hubieran iniciado en ella sus últimos reyes, desde que Jacobo I lo hizo en 1601, generó que la Orden fuera incondicional con ese linaje cuando perdió el reino en 1714.

Por esta vía,, desde 1714 en el lenguaje Masónico, los términos "Escocés" y "Antiguo" resaltan el pasado escocés de la Masonería en contraste con el relato oficial inglés que sostiene que la Masonería moderna nace en Londres en 1717 de la conjunción de cuatro Logias. Versión que ha contado con mucha difusión ya que como recuerda Robert Lomas en su libro: "la historia la escriben los vencedores".

Volviendo tres párrafos atrás, y sin ahondar en detalles sobre el caldo de cultivo primigenio en que nació la Royal Society, ya que el estudioso Masón Socorrano Gabriel Dávila lo hace en un articulo que aparece en esta misma edición, la mayor sorpresa, entre quienes me consultan, la noto cuando les cuento que la Royal Society es una institución que todavía existe en el Reino Unido, que es uno de los mayores centros científicos del mundo y que sus miembros incluyen hoy a varios hombres y mujeres de ciencia que han ganado el Premio Nobel, tales como Paul Nurse (por sus investigaciones sobre el cáncer) y Peter Mansfield (que trabaja sobre el desarrollo de las imágenes de resonancia magnética). Igualmente, son miembros de la Royal Society el matemático y físico Stephen Hawking y Tim Berners-Lee inventor de la World Wide web. He notado que esta información siempre brinda un viraje a la conversación hacía la actualidad de la Sociedad.

Pues bien, hoy en día, la Royal Society es una asociación que se encuentra completamente independizada de la Masonería, y su misión es netamente científica. La Sociedad apoya económicamente a muchos de los mejores científicos del Reino Unido como parte de su misión de promover la ciencia, y actualmente financia a 1.600 de ellos cada año con sueldos, becas, viajes o donaciones de equipos. Igualmente concede 10 medallas, 5 premios y 8 pergaminos, en honor a la excelencia en varios campos de la ciencia, la ingeniería y la tecnología.

La Real Sociedad cada año elige a sus nuevos miembros, provenientes del Reino Unido y sus naciones asociadas (Commowealth), escogidos de aquellos que cuenten con un sólido prestigio internacional en el mundo de la ciencia, la ingeniería y la medicina, lo cual se considera un alto honor y el espaldarazo más grande que un científico puede recibir, superado solamente por el Premio Nobel. También elige a unos pocos miembros extranjeros.

La historia de la Royal Society está íntimamente entrelazada con la historia de la ciencia en Inglaterra y Escocia desde 1660. Y por los mismos caminos con la de la Masonería de esos reinos del siglo XVII en su interés de apoyar las ciencias experimentales. Los orígenes de la idea parecen estar en una institución conocida como el "Invisible College" integrada por unos filósofos Masones que se empezaron a reunir hacia mediados de los 1640s para discutir las ideas de Francis Bacon.

Pero su fecha oficial de fundación corresponde al 28 de noviembre de 1660, cuando 12 hombres - todos ellos miembros de la Masonería - se reunieron en el Gresham College, después de una conferencia de Christopher Wren, profesor de astronomía en esa institución educativa, con el fin de fundar un Colegio para promover la enseñanza experimental de la física y la matemática.
Este grupo incluyó al mismo Wren, Roberto Boyle, Juan Wilkins, Sir Robert Moray, y William, Vizconde de Brouncker. La Sociedad acordó reunirse semanalmente para presentar los avances de los experimentos adelantados y discutir asuntos científicos. El primer Curador de Experimentos fue Robert Hooke y Moray fue el encargado de presentar al Rey Carlos II esta empresa y obtener su aprobación y patronazgo. Este monarca de acuerdo a la tradición de los Estuardos durante el siglo XVII se había hecho iniciar en la Masonería.

El nombre de la Royal Society apareció por primera vez en una publicación de 1661, pero fue en una Carta Real de 1663 en que aparece nominada como "The Royal Society for Improving Natural Knowledge" (Real Sociedad para la Promoción del Conocimiento Natural", y su primera sede estuvo localizada en Gresham College, en donde inició rápidamente una biblioteca y un depósito o museo de especímenes de interés científico.

Después del gran incendio de Londres de 1666, la Sociedad se mudó durante algunos años a Arundel House, hogar en Londres de los Duques de Norfolk. Y no fue, sino hasta 1710, bajo la Presidencia de Sir Isaac Newton, que la Sociedad adquirió sede propia, en Crone Court. Y a partir de 1662 comenzó a publicar libros, en forma tan exitosa que la Philosophical Transaction (Memorias Filosóficas) que edita es actualmente la publicación científica de mayor antigüedad continua del mundo.

Al igual que en la Masonería, desde un principio, los miembros de la Sociedad escogen por cooptación a sus nuevos compañeros, pero al comienzo los criterios para esta elección no estaban muy definidos y la mayoría de ellos no eran científicos profesionales.

En 1731 una nueva reglamentación estableció que cada candidato debía ser propuesto por escrito y apadrinado por dos miembros activos que lo apoyaran. Estos documentos todavía sobreviven y nos permiten dar una ojeada a las razones por las que fueron elegidos y los criterios de selección.

En 1780, bajo la Presidencia de Sir Joseph Banks (1778-1820), quien la ejerció hasta su muerte, la Sociedad varió su orientación hacia una combinación que favorecía tanto los trabajos profesionales científicos como los de los aficionados. Esta visión decreció en popularidad durante la primera mitad del siglo XIX, hasta que finalmente en 1847 se decidió que en adelante los nuevos miembros serían elegidos con base en sus trabajos científicos.

Este nuevo viraje hacia lo profesional contribuyó significativamente para que la Sociedad, poco a poco, se convirtiera enteramente en una academia de científicos. El gobierno reconoció esto en 1850 otorgando una donación a la Sociedad de 1.000 Libras Esterlinas para asistirlos en sus investigaciones y comprar equipos. De ahí en adelante comenzó una relación muy cercana con el gobierno que no implicó, en ningún momento, que la Sociedad disminuyera su autonomía esencial.

En 1857 la Sociedad se mudó una vez más a Burlington House en Piccadilly, y durante la siguiente centuria su personal creció rápidamente obligándola a cambiarse de lugar. Por lo tanto, en 1967 se trasladó a su actual sede en Carlton House Terrace, también en Londres, con un personal que ahora ha crecido a 120 miembros. Todos trabajando por el Futuro de la Royal Society en su rol de academia científica independiente. Su actual Presidente desde el año 2000 es Lord (Robert) May of Oxford.

Aunque desde hace muchos años la Royal Society ya no es la "rama científica de la Masonería inglesa", es innegable que la filosofía Masónica del hoy Segundo Grado - que corresponde a la esencial del inicio de la Masonería Especulativa escocesa - aún sigue vigente en la ella, en su compromiso con el "Progreso de la Humanidad".

Espero, que de esta manera quede satisfecha, en principio, la inquietud que se me ha transmitido sobre la Royal Society, y que ,en segunda medida, sirva esta breve reseña de una de las ramas de nuestro genealogía en la comprensión de nuestras doctrinas originales, la verdad, bastantes diluidas en la maraña de agregados metafísicos que se ha ido añadiendo desde mediados del siglo XVIII hasta hoy.

Y, que bueno que seamos parientes de doble vía de la Royal Society.

No hay comentarios: